Por último hallamos la cuestión del coste del juego, lugar en donde confluyen elementos económicos con consideraciones de índole logística. Si excluimos a Magic: Arena por su modelo de negocios Freemium (gratuito con características extra de pago), hay que reconocer que este TGC en sus versiones físicas y Online no es precisamente barato. Si nos detenemos en el producto que conseguiríamos en una ludoteca, una baraja básica se encuentra desde los quince dólares, mientras que las fundas para protegerlas andan por los cinco. Por supuesto, lo anterior aplicaría a los productos preconstruidos (mazos diseñados por Wizards para su uso inmediato) sin mencionar mejoras representadas sobres de quince cartas y piezas sueltas.
Siempre se puede jugar sin forros, pero nuestras cartas se deteriorarán muchísimo.En nuestras economías latinoamericanas, Magic es claramente un lujo comparado con otros pasatiempos cuyo importe no debería ser ignorado. En adición a lo anterior, sin compañeros de juego se pierde mucho de su encanto, dado que la acumulación y organización de cartones no pasaría de ser una filatelia si no hay amigos ni rivales con quiénes compartir. Cabe anotar que, según el grupo en el que nos desenvolvamos para intercambios y ventas, completar una baraja podría verse beneficiada o perjudicada.
Mención especial merece la autonomía. En mi opinión, los menores de edad que deseen incursionar en el TCG presentan más dificultades porque deben tener en cuenta a sus padres. Son muy pocos los de mente abierta y bolsillos lo suficientemente grandes como para permitir que la mesada se vaya en un juego de mesa. Lo más aconsejable es un diálogo con condiciones claras; mejor esperar a la mayoría de edad e ingresos propios que exponerse a disgustos por actuar de forma clandestina.
Nunca está de más ahorrarse ciertas escenas en la ludoteca...Unirse a una comunidad magiquera es un ejercicio lúdico con bastantes posibilidades de crecimiento y diversión. No obstante su ingreso ha de darse tras una buena reflexión personal. Puede pensarse que las preguntas que siguen son muy serias para un simple hobby, pero es lícito plantearlas para una mejor experiencia de juego:
• ¿Me atrae lo fantástico o prefiero otras formas de ficción?
• ¿Tengo la paciencia necesaria para aprender un juego nuevo con sus reglas básicas?
• ¿Me atrae la idea de construir cosas a través de piezas intercambiables?
• ¿Puedo contar con el tiempo y dinero suficientes para jugar?
• ¿Realmente me llama la atención o lo dejaré una vez mis amigos se aburran?
• ¿Dónde podría jugar con tranquilidad sin que me vean como un bicho raro?
• ¿Mi familia lo aprobaría/toleraría?
Acá no hay respuestas incorrectas, solo un diagnóstico que sirve para diagnosticar.
Hasta pronto. En otra oportunidad abordaremos la parte física y virtual de Magic.